lunes

Una guerrera

Más punzante que el arma más mortífera, con una belleza más deslumbrante que la luz, y capaz de penetrar en el corazón del enemigo con más profundidad que un puñal, la mujer Ninja era al mismo tiempo el arma más seductora y traicionera. Con un aspecto que podía excitar y seducir al más crudo enemigo y un entrenamiento mixto que comprendía la delicadeza de una geisha y las crueles habilidades del Ninja, una sola mujer Ninja podía causar más daño que una banda de astutos Ninjas”. En al mundo contemporáneo se espera que los miembros femeninos sean gentiles y refinados en su comportamiento, pero se les admite que en situaciones de peligro utilicen sus uñas para desgarrar la cara e incluso los ojos, muerdan partes vitales de sus agresores, y les peguen rodillazos en sus órganos genitales. La mujer Ninja, por tanto, cuando sea atacada por un hombre, debe utilizar plenamente todos sus conocimientos letales y anular rápida y sin piedad ni miedo la ofensiva. Haciéndolo así, triunfará sin duda. Es posible que no salgas ilesa del todo, pero habrás evitado gran parte del daño.
            Es por eso que a vos te digo, que si querés estar lista para correr ante un ataque, no uses zapatos “taco alto”; si no querés atraer seres indeseables, no uses ropa provocativa; y por sobre todo, nunca dejes de sentir la fuerza a tu alrededor. Hay momentos en la que la docilidad es poder, la risa es fortaleza, y una caricia es golpe que anula al asesino. Éstas son lecciones que hasta el más poderoso guerrero debe aprender.
            Antiguamente, la mujer tenía la ventaja de su sexo y podía seducir con facilidad al enemigo, cosa que los hombres obviamente no podían hacer. Hacían el amor con el enemigo, bien sea para sacarle todo tipo de secreto durante el acto amoroso, como para matarle cuando más entusiasmado es estuviera su presa con ella. Así dominaban lentamente la voluntad de cualquier hombre satisfaciendo al mismo tiempo todos sus deseos, con el fin de lograr que confiaran ciegamente en ellas. El entrenamiento de la “mujer ninja” era intenso, similar al de los hombres, pero incluía el engaño, la seducción y el uso del sexo como arma, siendo su modo favorito para matar el envenenamiento, y para eso utilizaba sus amplios conocimientos en farmacia.
Antecedentes históricos de la mujer Ninja
            El señor de la guerra japonés Muchizuki murió en batalla en 1501 y su viuda Chiyome quedó al cargo y custodia del tío de su marido, el poderoso Takeda. En lugar de retirarse a una vida aislada como monja, la viuda continuó desempeñando un papel activo en apoyo de su tío. Ante el requerimiento de éste, Chiyome accedió a encargarse del establecimiento de una de las más efectivas redes de espionaje de agentes Kunoichi (mujer Ninja). La idea de Takeda era que Chiyome constituyera un grupo de Miko (encargadas de atender una capilla), pero fuertemente entrenadas para que actuaran como espías, vigilantes y mensajeras en la región. Como las Miko eran siempre chicas jóvenes y solteras, Chiyome empezó a reclutar las candidatas apropiadas entre la multitud de niñas que habían quedado sin hogar a causa de la desoladora guerra civil que arrasaba la nación. La entrenadora de Kunoichi se convirtió así en la madre adoptiva de toda chica huérfana, abandonada, fugitiva o perdida. Además de criarlas, enseñarles todo lo que sabía y proporcionarles algún consejo, así como valores espirituales, de otro modo las jóvenes habrían sido relegadas a una vida de miseria y penuria. Como tercer paso en la educación de las muchachas, les enseñó a obtener toda información que fuese valiosa, cómo analizar y evaluar situaciones.

martes

Los Piscis poseen una gran imaginación para crear y resolver conflictos ya que son muy calmados y actúan de manera apacible. Su intuición para los negocios y las relaciones son indiscutibles.Es como un camaleón capaz de adaptarse al medio que lo rodea. Se adecua de manera creativa a cualquier tipo de situación, debido a sus múltiples talentos.Son personas en las que se puede confiar y son grandes amigos, capaces de involucrarse con las necesidades y carencias de las personas que quiere. De un gran corazón altruista, siente compasión por las penurias de otros.Son muy sensibles cuando se trata de amor, románticos, amables y con clase. Muy respetuosos, les gusta que su pareja se sienta cómoda. Este signo es compatible con los elementos de tierra y agua como los Virgo, y Tauro.Nunca se desmotivan ni se preocupan demasiado. Por el contrario, tienen siempre mucha calma y quietud. A veces un tanto crédulos y reservados, son personas que no gustan de abrirse a los demás.Un gran defecto es que son demasiado temperamentales y ciertamente poco prácticos cuando prefieren hacer las cosas a su manera.Si caen en la depresión pueden volverse influenciables. Es común en ellos llegar a grados emocionales altos, es por ello que tratan de escapar de los problemas, se vuelven distraídos y olvidadizos.Astuto cuando se lo propone, cae fácilmente en el ocio. Un blanco perfecto para ser seducido. Lo que necesita Piscis en ese momento de pena es mucha protección y cariño.

domingo

Arquetipos

Artimpasa
Esta constelación lunar toma su nombre de la diosa de los escitas y simboliza una fuerte irritación en el plano de los sentimientos ¬la energía de la Luna se defiende frontalmente contra ese ataque de un espíritu voluble y de un estrés vertiginoso.
En el Oráculo Lunar, Artimpasa representa una figura negativa y paralizante de una gran energía. A las preguntas claras responde claramente con un . En realidad, esta energía negativa y autodestructiva está basada , no obstante, en un malentendido: concretamente, la idea de que otras personas, el destino, el tiempo, las circunstancias no tienen en mente otra cosa que hacerle daño a uno, humillarlo o incluso destruirlo. Esta desconfianza conduce al distanciamiento, al aislamiento y, finalmente, a encerrarse en el propio dolor que uno mismo se ha causado. Artimpasa profetiza tristeza, avaricia, miedo, secretismo, envidia y maldad, pero que no vienen necesariamente de afuera, sino muy probablemente de uno mismo. Pero Artimpasa también es una invitación a observarse de una manera más honrada y a no confundir las depresiones con los trastornos estomacales.
Las personas con esta constelación lunar llevan a menudo una gran tristeza dentro de sí, sobre cuya causa apenas pueden decir algo. Son los casos típicos de personas con grandes cambios de humor, a los que les gusta caer inesperadamente en un agujero negro o que cuando están en un momento excelente son alcanzados como un rayo por la depresión. Si no se tomaran demasiado y desarrollaran cierta capacidad de autocrítica y humor, podrían desenvolverse estupendamente con esta desventaja.
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Vaya coincidencia ¿no?

Mil yo (continuación)

Hoy no pude dormir; no es que padezca insomnio, simplemente no perdí la consciencia de estar despierto salvo en algún que otro momento. Si soñé o no no lo distingo; a veces siento que estoy acostado tratando de dormir, y en otras, sigo el transcurso de la vida cotidiana. No obstante, supongo todo como real, vivo mis sueños. Antes sí, trataba de discriminar una cosa de la otra, pero me hacía mucho drama, y pronto me dí cuenta que lo más sensato sería aceptar esta forma de vida. Peor es nada.
            Estaba anocheciendo, será por eso que no te reconocí en el instante en que te vi; yo justo salía de comprar unos víveres y pasaste delante de mí como una flecha, como huyendo de no sé qué, pero lo cierto es que tenías prisa. Logré darme cuenta que eras vos mientras te alejabas hacia el horizonte, caminando, con ese vaivén de cadera y tus hombros blancos reflejaban la luz de la luna. Decidí acompañarte sin que te dieras cuenta durante unos cuantos metros; no llevabas cartera ni bolso como sí lo hacen muchas mujeres  “productos” en serie, tan sólo un papel que me intrigó saber qué clase de contenido tenía. Tal vez esto que a continuación voy a decir te parezca una pavada, pero sentí el aroma sutil a lágrima, y supuse que algo te andaba pasando. Mis pies seguían discutiendo como es de costumbre, aunque apenas se los oía, como de lejos. No me animé a llamarte, ni a interrumpir tu proceso emocional; así que preferí seguir observándote. Pocas veces he hecho este tipo de cosas, las de espiar a las personas que transitan por la calle. El único detalle por el que haga que yo te siga a vos, es porque te conozco de antes y me interesa saber como estás. Esto, tratar de entender qué es lo que le está pasando a alguien a quien yo quiero mucho, es parecido a bucear hacia la oscuridad sin saber siquiera hacia dónde voy. Tal vez sea un acto de locura guiado por mi personalidad, pero no es más que un punto de vista. Yo no creo que preocuparse de los demás sea algo malo, aunque sí está mal visto por alguien ajeno a esta situación, un tercero: pongamos por caso el encargado del edificio que disimuladamente barre la calle y que ahora mira con atención mi sospechosa actitud. De pronto diste media vuelta; estaba en lo cierto, lagrimeabas. Cuando miraste para acá, sentí una vergüenza tremenda, tal es así, que los pensamientos me atravesaban como flechas: -¿qué le digo ahora? Este… estaba siguiéndote…quería hablar con vos…justo pasabas…se te calló un papel… ¿tenés hora? ¿Cómo estás tanto tiempo?- Comencé a transpirar. Dijera lo que dijera hubiese sido mejor si me acercaba directamente a hablar con vos. Vaya a saber, por esas cosas que suelen suceder, o no me viste, o me viste e hiciste como si no existiese. La cuestión es que tus ojos no se clavaron en mí. No sabés el alivio que me trajo; aunque hubiese preferido que fuera al revés.
            Ahora bien, empezaste a caminar como si te hubieras olvidado algo de donde venías y no se me ocurrió otra cosa que dirigirme hacia el cordón de la vereda y sacar mi celular del bolsillo para hacer de cuenta como si estuviera charlando con alguien, cosa que si te percatabas de mi presencia, de “casualidad” yo andaba por ahí paseando libremente por la ciudad. Sacaste unas llaves y entraste a tu casa. !!!¿¿¿Perdónnn, desde cuándo vivías ahí???¡¡¡ de repente ya no estabas.


      

      
Extenuada leyó: “voy a dejarte, pero no sé cómo decírteloSollozaba, no entendía el mensaje; su pulso se aceleró, le transpiraban las manos y se sentía ansiosa; prosiguió: “hubiese preferido decírtelo antes, pero no me animo, cuando te miro a los ojos siento una ternura que me impide lastimarte. Espero algún día me entiendas, sé que soy difícil de entender, pero confío en que lo harás. Chau, y por favor no me llames más”.
Se desplomó en el sillón, parecía desmayada, pero seguía despierta, estaba perdida, desahuciada. Volvió a leer la carta para comprobar lo que había leído; no podía creer que el amor de su vida se marchaba así sin más. Lloró desconsolada toda la noche. Afuera relampagueaba horrores y la lluvia empeoraba su soledad. Al día siguiente, un suave rayo de sol iluminaba su rostro, se dirigió hacia el baño y al ver rojos sus ojos hinchados, volvió a llorar de pura angustia. Decidió entonces, bañarse para ahogar sus penas. Al rato, un poco mejor y algo renovada, con su rostro a flor de piedra, fue hasta su cuarto, se arrodilló al lado de su cama y levantó una botella de whisky. –Esto me va a ayudar-. Creyó ilusa. Primero un sorbo, luego otro, y al último trago lo sostuvo con pasión de adolescente. De pronto sintió enormes ganas de hablar con alguien –no voy a molestar a mis hermanos con pavadas como éstas y menos ahora que están trabajando; a mi madre menos, siento mucha vergüenza-. Los compañeros del trabajo no iban a entender su situación, incluso podrían burlarse inocentemente, pero en ese estado, cualquier comentario era susceptible de dañarla aún más. Además no sentía una confianza suficiente como para contar cosas tan íntimas, y menos por teléfono. Estaba destruida, sola y abandonada; se vio en el espejo y sintió lástima por ella misma, se irritó, tiró el celular en la cama y se fue del cuarto maldiciendo el día en que se conocieron. Muchos de sus amigos, ya habían formalizado con sus parejas y estaban siempre tan ocupados con sus oficios, que era difícil encontrarlos; dejó mensajes en sus contestadores hasta que se hartó, y dijo: -claro, ahora que los necesito, no están, que se vayan a cagar, siempre me jugué por todos y ahora estoy sola-. Otro sorbo, y otro, hasta que, -ya sé- se dijo a sí misma en voz alta,    -la llamo a Mercedes-. Conversaron un largo rato, como es de esperar de las mujeres que sienten el tubo del teléfono como una prolongación de su brazo y no lo sueltan hasta charlar lo suficiente; quedaron en encontrarse.
            Ya en su casa, Mercedes se mostró muy atenta al relato de Patricia y compartía su dolor. Más tarde, cuando las olas se calmaron, Patricia se sintió relajada y percibió dentro suyo, que algo había cambiado. El asunto que antes le atormentaba, pasó a serle indiferente; una indiferencia que luego se transformó en entusiasmo, por la vida y por haber encontrado alguien en quien llorar. Anteriormente, tubo vagos presentimientos de que algo así podría pasar en relación con su pareja, pero nunca sospechó que fuera a hacerse realidad. Era como si el destino lo tuviera todo preparado y, cada vez que la idea de vivir sin su amor cruzaba su mente, huía desesperada refugiándose en lo bien que se sentía cuando estaba con él.
Mercedes exclamó:
-¡Olvidáte de este tipo! ¡Buscáte otro! ¡¿Cómo puede ser que él vaya muy campante por la vida pendiente sólo de sus emociones, y vos ahí tirada y abandonada por alguien que no vale la pena?! Si él no quiere estar con vos, bueno, entonces vos no tenés que estar con él, y no sientas culpa por eso-.
Patricia dubitativa, aunque no conforme, suspiró:
-Quizás tengas razón; es que lo quiero tanto…sé que no volverá…-
-Listo, no pienses más, hoy mismo salimos a divertirnos así te olvidás y te dejás de joder. Andá a saber, capaz que se enganchó con otra, una cualquiera...-
-No creo, me hubiese dado cuenta…pero bueno, creo que me va a hacer bien despejarme un poco.-
Sin perder un segundo, Mercedes sacó una tuca[1] de su bolso y la prendió.
-¡Epa! ¡No la tenía esa eh!.-
Se enderezó, su pecho se llenó de aire y con los brazos en jarra, con orgullo vociferó:
-¡Y sí! ¡¿Te pensás que soy una gila?! Nada ni nadie me puede negar vivir a pleno. Tomá relajáte un poco.-
-A ver…-




[1] Trozo de porro aún sin terminar de fumar.

viernes

Un poco de mito...

Inanna, la señora de lo más alto, de los lugares donde se pone el sol, desciende para visitar en la tierra sin regreso, a su hermana mayor y encarnizada enemiga Ereschkigal, la oscura señora de las profundidades. Antes de ello se adorna con sus vestimentas y joyas reales e instruye a su visir Ninschubur (al visir de las palabras oportunas), a su caballero de las palabras verdaderas) para que en el caso de no estar de vuelta transcurridos tres días, entone los lamentos al pie de las ruinas.  A continuación deberá implorar ayuda al dios supremo Enlil en Nippur, y en el caso de que este no se la brinde, buscará auxilio en el dios de la luna Nanna de Ur, y si este tampoco acude en su ayuda, recurrirá al rey de la sabiduría Enki de Eridu, cuya ayuda es segura.
            Acto seguido Inanna acude a la montaña de lapislázuli, la puerta que conduce al infierno, y solicita permiso para entrar al guardián de la puerta Neti. Cuando este se entera que la guardián de lo más alto quiere entrar en el infierno, pregunta desconcertado: <<¿ Si tú eres la reina de los cielos, de los lugares donde el sol se pone, por qué has venido al país sin regreso?>> A lo cual, Inanna informa que quiere participar en el funeral de Gugallanna, de la pareja fallecida de Ereschkigal. A Neti aparentemente se le exige demasiado, pide a Inanna que espere y acude a su señora Ereschkigal para escuchar su decisión. La oscura señora de lo profundo está verdaderamente furiosa por el anuncio de la visita de su luminosa hermana. A pesar de ello le encarga que admita a Inanna. Sin embargo, al igual que todos los mortales, tendrá que entregar en cada una de las siete puertas del Infierno sus vestidos y joyas pieza por pieza, de tal manera que por último entra desnuda y encorvada en la habitación en la que Ereschkigal, la señora de las profundidades, se encuentra con Annunaki, uno de los temidos jueces del infierno, deliberando sobre su destino. Dirigen sobre ella la mirada de la muerte e Inanna muere.
            Su seguro visir, Ninschubur, su fiel aliado en la tierra, cumple rigurosamente los mandatos de su señora. Él vocifera en las ruinas y a continuación pide ayuda, en primer lugar, al gran dios Enlil en Nippur, a continuación al dios de la Luna Nanna en Ur y, por último, pide ayuda al anciano y bondadoso dios de la sabiduría Enki en Eridu. Cuando este se entera lo que le sucede a su querida Inanna, crea de la suciedad de debajo de sus uñas, a dos seres asexuales, Kurgarru y Kulaturru, que él envía al infierno con los alimentos y el agua de la vida.
            Kurgarru y Kulaturru ganan el favor de la señora del infierno y con ello la aprobación para despertar a Inanna a la nueva vida. La resucitada abandona el reino de las profundidades. También para ella sirve la ley inquebrantable en el país sin regreso: ninguno de los que han sobrepasado las puertas del infierno puede regresar al mundo de la luz sin haber elegido a un representante que en su lugar acuda al reino de la muerte. Le siguen así una multitud de seres demoníacos de lo más inquietante, para capturar y llevarse consigo a los malditos. En su búsqueda de una víctima idónea, Inanna recorre los países, y todos los seres vivos con los que se encuentra huyen atemorizados de ella y de sus temibles demonios. Cuando se dirige a su hogar, contempla encolerizada que su hijo y amante, Dumuzi, no la ha echado de menos, sino que se ha instalado confortablemente en su trono. Sobre él lanza la mirada de la muerte, los demonios caen sobre él y arrastran al tenebroso reino de la muerte a la víctima, que suplica temerosamente misericordia.

Vicente Nario

Buenos Aires, algún día del 1800 y pico…

                                                                        Vicente Nario



 
            En su estancia de San Rafael, Mendoza, Vicente Nario, pasó el resto de sus días admirando las sierras, que por su altura y majestuosidad, le recordaban a aquellos próceres que supieron enriquecer su Patria dejando una huella de luz inquebrantable en la eternidad. Tuvo el honor de presenciar, y más aún, de participar en lo que sería el nacimiento de una nueva identidad, la argentina. Su padre había sido un comerciante del puerto de Buenos Aires, y él le ayudaba en su oficio entregando la mercadería a sus diversos clientes. Desde su más tierna infancia, oía con interés las anécdotas que le contaban sus mayores acerca del colonialismo y las costumbres que antaño practicaban los antiguos nativos. Era una persona abierta, por lo que tenía buenas relaciones con militares, abogados y comerciantes, y creía que en el corazón del pueblo, florecía el verdadero amor a la Patria. Le interesaban el folcklore y las danzas que reflejaban cierto sentido de pertenencia y comunión con la tierra, que con sus paisajes lo obligaban a arrodillarse ante tanta belleza. Un día, dialogando con el Padre de la parroquia a la cual era adepto, preguntó:
¬ Si Dios es amor infinito, ¿Por qué la gente se pelea por tener más o menos tierras, más o menos riquezas, si este suelo que compartimos con los vecinos es de todos y para todos?¬
A lo que el Padre le respondió:
¬ A ver, es una pregunta difícil de responder, aunque voy a hacer el esfuerzo; los hombres somos libres de tomar las decisiones que creamos más adecuadas para vivir lo mejor posible dentro de nuestra corta existencia en este mundo. La cuestión es que hay dos clases de personas, las que se preocupan sólo por ellas mismas y las que se preocupan por el bienestar de su comunidad. Decide pues, de qué lado estás, para que tú y tu descendencia vivan dichosamente¬.
¬ Está bien, pero ahora tengo otra duda ¿por qué hay tantos esclavos que trabajan de sol a sol y qué reciben a cambio?, miseria.
¬ Bueno, así es el sistema, muchacho, muchos trabajan y pocos se enriquecen.
¬ ¡Es injusto! Todos los habitantes de la región deben gozar de los mismos derechos; a trabajar y recibir una retribución justa; a profesar libremente su culto; a enseñar y aprender. Me rehúso a aceptar la idea de esclavizar a otras personas en beneficio propio. Creo firmemente en que para que una sociedad progresara, es fundamental la actividad física regulada por el estado, de modo que sus habitantes reconozcan en el esfuerzo, el compañerismo y la voluntad de trabajo, ciertos valores que elevan el espíritu hacia el Olimpo. Luchar contra las adversidades, perseverar y sobreponerse al fracaso son cualidades que se forjan en la práctica diaria y se obtienen con el tiempo. La vecina que vende pastelitos, el que arregla los faroles, son personas igual que todos… Es más, a mi casa viene todos los días mi vecina, que es hija de esclavos, y con ella estudiamos matemáticas y derecho porque mi padre tiene muchos libros interesantes ¿sabe? Y le digo más, no quisiera que ella tenga que trabajar todo el día como sus padres, por…porque…este… ¡La quiero mucho y creo que estoy enamorado…!
¬ ¡Aleluya hijo mío!, esto que dices me alegra el corazón y renueva mis esperanzas. Creo que este país tiene un futuro enooorrrrme con gente como vos¬. Luego de unos instantes, el Padre cierra los ojos, la boca se le ensancha, se levantan sus cejas y con un suspiro muy profundo alcanzado por un trance lleno de fe, alcanza a decir:
¬ Ya lo veo, lo veo, sí... Todos muy contentos celebrando la libertad en equilibrio y armonía y disfrutando de este paraíso que es la Argentina
¬ Además, estuve anotando los lineamientos generales para la creación de un centro lúdico de formación            física.
¬ ¿Un centro lúdico de formación física? Y eso, ¿Qué es?
¬ Bueno, apenas son ideas que tengo, sería para que las personas desarrollen sus capacidades físicas, morales y mentales, a la vez que puedan crecer y recrearse mediante juegos y actividades diversas. En otras palabras, aprender jugando.
¬ Suena interesante, tengo fe en ti muchacho, te va a ir bien. 
          En las puertas del Cabildo, la gente llevaba horas esperando respuesta de sus representantes y estaba muy alterada y ansiosa por lo que ocurría allí dentro; en tanto entre escarapelas y paraguas, se oía la bulliciosa exaltación al coro de:
“¡El pueblo quiere saber de qué se trata!”
          De repente, empezó a vislumbrarse la figura del secretario de la Primera Junta que, con aire sereno y una mirada cómplice, asomaba entre las columnas del edificio, vociferando:
¬ ¡¡¡Viva la Patria!!!
¬¡¡¡Viva!!!¬ respondió el pueblo con aplausos.
        

              Un tiempo después, Don Vicente Nario, charlando con su íntimo amigo, se dirigió a él:
¬ Mariano, ahora que no dependemos de los españoles ni de los franceses ni de los ingleses, la responsabilidad es toda nuestra, del pueblo argentino quiero decir ¿Podremos guiar por buen camino el destino de la Patria?
¬ ¡No te quepe la menor duda, amigo! Conozco muy bien a esta gente y sé que la defenderán y la honrarán, porque juramos con gloria vivir…Y tú que estás ahí, enseñando los valores que esta tierra te inspiran, sabrás transmitir los sucesos de ésta epopeya, a los niños que son el futuro de nuestra Nación; hicimos historia, pero nos queda mucho por delante, brindemos con las copas más lindas, al gran pueblo argentino ¡¡¡Salud!!!
      
        Actualmente poco se sabe del paradero de Don Vicente Nario. No obstante en sus obras, los habitantes del pueblo de la Nación Argentina, reconocían la importancia y el valor de su fe, en Dios, La Patria y el pueblo.


lunes

Mil yo

No es que yo quisiera morder el filo de tus labios

tu sinceridad se atribuye todos los méritos

de la belleza que irradias.

Hoy mientras caminaba rumbo a mi norte sin pensar absolutamente en nada, por primera vez sentí algo que apenas puedo describir con palabras. Creo haber sentido esto alguna vez, pero no de esta manera. Me dejé llevar por el paso de mis piernas que libres como el viento vagaban sin lugar a dónde ir, pero de seguro hacia algún lugar me llevaban, de eso estoy seguro. Parecían independientes de mi voluntad, como si pertenecieran a otro cuerpo, o a otra persona, -¿estoy poseído?-. Dos horas después empecé a conectarme con el tren de abajo y juntos fuimos decidiendo paso por paso; a la izquierda; doblá en esta, seguí por acá; -guarda con eso-, ¿con qué?; ¡no lo pises!...Mierda…

Seguí caminando derecho, pero esta vez, mis pies obedecían lo que yo les ordenaba. Un, dos, un, dos, un, dos, tres, ¿tres? Ja ja ja acto fallido; digo acto seguido, no sé si fue que estaba algo soñoliento desde la última vez que me desperté, pero mis pies empezaron a hablarme –si, a hablarme- estupideces, cosas sin razón. Por ejemplo el pie derecho espetó con cierto malestar que por qué siempre tenía que ser él quien tuviera que empezar a caminar mientras que el otro se quedaba esperando a que él diera el primer paso. Supe que su voz era la de él por su tono seco, ácido y crítico. Además sentía como si la parte izquierda de mi cabeza me estuviera latiendo, casi que me podía tomar el pulso si no tuviera pelo. Por cierto, el hemisferio izquierdo del cerebro controla el sector derecho del cuerpo si el eje longitudinal que lo atraviesa lo divide en dos mitades. Entonces, ahí no tuve más dudas; más que luego, respondió el otro pie algo así como que lo de esperar a que el derecho diera el primer paso tanto al despertar o en un acto simbólico para empezar el día, lo hacía por cortesía, y que además sólo ejecutaba órdenes directas, aunque no siempre fuera así. Me sentí aludido, pero desde el principio del diálogo, seguí caminando sin prestarles demasiada atención, y sin decir nada, dejando que ellos expresaran todo lo que tengan ganas. Un poco así soy yo, prefiero dejar que los demás hablen y digan lo que piensan o lo que tengan ganas, y si considero emitir alguna opinión pues lo hago en el momento que nadie se lo espera, así como golpes certeros. Desgraciadamente no había agua al borde de la acera ni charcos donde humedecer la zapatilla perteneciente al pie que rezongaba sin encontrar consuelo. Tuve que seguir buscando agua, o cuando menos seguir caminando hasta hacer desaparecer el recuerdo del perro que no le importa dónde hace sus necesidades más que sus ganas de sacarse un peso de encima; o más bien de su dueño, a quien no conocí ni le vi su cara, pero que lo odié por no cumplir su rol de ciudadano que deambula por una ciudad que compartimos todos. -Si tenés mascota y la sacás a pasear llevate una bolsita y limpiá tu mugre-. Después de todo uno se tiene que hacer cargo de su mascota.

Fastidioso seguí caminando unas cuantas cuadras más de lo que había previsto antes de salir de casa. Esta misma situación en un día lluvioso, no me hubiese importado tanto.

Paranoia

Noticiero
Sillón que no descansa
(Toc toc) -¿Quién es?-
-Soy el gasista, vengo a revisar una fuga-.