Al fin solo!

Porque desde las alturas, las cosas se parecian en su justo valor. Cuando encuentro una liebre, me sumerjo en las profundidades del aire para acometer sin piedad ante la presa. Se considera este grito como un llamado a quienes desde el otro lado perciban lo que les quiero comunicar. Ya es de sobrada paciencia el resistir los infortunios de aquellos espíritus vulgares que nada tienen más que su propia animalidad; por esto y más, os pido a ustedes, espíritus más elevados, arremetan aquí y liberen de esta pena a alguien que sólo desea volar de aquí, por no encontrar consuelo, ni remedio. Yo pertenezco allí en las alturas, donde pocos pueden soportar el vivir, y prometo que cuando llegue, iluminaré a esas almas perdidas, limitadas y cerradas en su propia y mezquina vanidad. Repetiré este mensaje las veces que sea necesario hasta recibir una señal de alguna parte.